martes, 29 de noviembre de 2011

Centroamérica está perdiendo la batalla

Una semana atrás leí en el portal de El País una entrevista con Laura Chinchilla, la presidenta de Costa Rica y la primera mujer en gobernar la nación centroamericana.
Siendo sincero, no conozco mucho sobre ella, solamente lo que wikipedia me ha regalado después de leer la entrevista que le realizó el periódico español.

La vaga investigación que lleve a cabo en wikipedia me dio como resultado aparte de la reseña biográfica, otros datos que me parecen muy interesantes; como ser que la presidenta "tica" se ha opuesto enérgicamente a la separación de la iglesia y el estado, al uso de la píldora del día siguiente, a los matrimonios entre personas del mismo sexo y al aborto.
A pesar de que estoy completamente de acuerdo con la unión de dos personas del mismo sexo, así como que las mujeres tienen el derecho a decidir si quieren tener un hijo o no y que la iglesias tienen que mantenerse al margen de los gobiernos. Me pareció muy interesante la entrevista con la primera mujer que rige los destinos de Costa Rica.

En fin, como les mencionaba antes, es muy poco lo que conozco de la primera mujer que llega a la presidencia de Costa Rica, así que no tengo el derecho de criticar su forma de gobernar, no quiero valerme de la ignorancia y emitir palabras que no tengan un sano juicio.
El solo hecho de que una mujer ha llegado a la presidencia de cualquier país me llena de satisfacción, porque creo en la igualdad de géneros, en la diversidad y en la caída de los estereotipos, aunque no necesariamente comparta las mismas ideas.

Pero volviendo a lo que me trajo, hasta donde ahora me encuentro, es la entrevista realizada por El País.
La señora Chinchilla afirma que el tráfico de drogas esta ganando la guerra en toda Centroamérica y dejando a su paso un mar de sangre en la región; cosa que comparto totalmente.

También afirma que, el gran problema sigue siendo el no elevar esta batalla al ámbito global, que se convierta en prioridad de organismos multilaterales: así como se hizo con el terrorismo, que lo hagamos con el narcotráfico y revisemos en profundidad las políticas, muchas de ellas fracasadas.
Lo cierto es que el narcotráfico se ha convertido en una pesadilla en el istmo Centroaméricano y no creo que ni con toda la logística habida y por haber se puede frenar; mientras exista una demanda existirá una oferta, eso es tan claro como dos más dos es cuatro.

En este caso la mayor demanda viene desde los Estados Unidos, el principal consumidor de drogas del mundo, drogas que van desde una simple aspirina hasta una piedra de crack.
La verdad es que millones de centroamericanos están perdiendo la vida, para que la cocaína y heroína entre otras drogas lleguen a su destino final, los Estados Unidos y Europa.

En lugar de afincar bases militares en los países Centroaméricanos y de dotar con poderosos radares que son capaces de detectar aviones y submarinos, pienso que las naciones poderosas deberían de hacer una minuciosa radiografía del por que sus ciudadanos están consumiendo tantas drogas y de como las gigantescas industrias farmacéuticas hacen millones y millones fabricando las llamadas "drogas suaves", que son vistas con buenos ojos.

Siguiendo con la entrevista de la presidenta de Costa Rica, me ha llamado la atención cuando el periodista de El País le pregunta si Costa Rica esta en desventaja en la lucha contra el narcotráfico al no contar con un ejercito como el resto de países centroamericanos. Ella afirma que "dicho problema hay que tratarlo con inteligencia y no con mano dura".

Costa Rica en lugar de contar con un ejército, apostó en el pasado con invertir en educación y en salud y es el ejemplo más visible que apostó por lo correcto. No como sus vecinos que apostaron a engrosar un enjambre de militares, que han creado el pánico y la miseria en la región.
Esos mismos militares, auto llamados defensores de la soberanía son las mulas de los narcotraficantes, los propulsores de desapariciones y autores intelectuales de tantos golpes de estados.
Costa Rica desde siempre ha sido una isla en la región, que se ha mantenida salva de golpes de estados, sin guerras civiles y con mejores estándares de vida. Me preguntó ¿Qué suerte hubieran corrido los "ticos" si como sus vecinos hubieran apostado por un ejército? Creo que la respuesta es obvia.

Centroamérica, no solo esta perdiendo la guerra contra los narcotraficantes, también esta perdiendo la guerra contra la miseria, contra la impunidad, contra el derecho a tener una educación de calidad y contra la violación a los derechos humanos.
Mientras todo eso pasa "lideres" populistas hacen su aparición, valiéndose de la ignorancia de las personas y vendiendo falsas esperanzas con tal de eternizarse en el poder.
El narcotráfico es solo la punta del iceberg de tantos problemas, que son el verdadero reflejo de nuestras sociedades.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Esos Kilómetros

Son las siete de la mañana, el sol poco a poco va apareciendo y cuando abro la puerta un gélido viento me congela los huesos; a pesar que tengo el equipo adecuado para enfrentarme a los siete grados negativos que imperan en el ambiente.
Pero nada es suficiente, aunque tuviera una gruesa frazada de lana en mi cuerpo lograría calentarme. La respuesta es empezar a correr, mover los músculos lo más que se puedan y marcar un paso rápido para entrar en calor, eso es lo que hago y pasan cinco, diez, quince y veinte minutos, y el calor corporal no aparece, a pesar de que estoy marcando el paso cada vez más rápido.

El frío cruza mis guantes y los dedos de mis manos parecen que van a explotar, ni hablar de todo mi cuerpo. La música que me acompaña en mi frenético andar me hace elevar las revoluciones al igual que los otros correderos que me encuentro en el camino.

El sol por fin ha aparecido y después de treinta minutos mi cuerpo poco a poco, empieza a entrar en calor. Los minutos van pasando y los menos siete grados pasan a solamente ser un cero, aunque de vez en cuando se deja venir un tormentoso viento que trae de vuelta la temperatura a lo más minino.

Llega un momento que la vista se nubla, ahí es cuando aparece el vital liquido, que por una fortuna divina no se ha convertido en hielo. Todo es mejor después del agua y la visión recupera su claridad.
Luego el tiempo va pasando y mis sentidos se entregan por completo al devenir de transeúntes, de coches, de paisajes, de las hojas que caen desganadamente desde los árboles, que al mismo tiempo se están preparando para descansar durante el invierno.

Todo es un espectáculo quedo y sereno, en donde mi mente encuentra sosiego y esa dosis de espiritualidad que me dan las pisadas que marco al andar.
Llega entonces el momento en que las piernas se empiezan a debilitar y ya el frío es un asunto del pasado.

Tengo que ver mi reloj para darme cuenta del tiempo, que se ha perdido en un vaivén rítmico.
Emprendo el regreso a casa, con la única convicción de encontrarme con una humeante tasa de café y con las ideas más claras, con otra visión de mi realidad y de la realidad de los demás.

Puedo afirmar que correr ha salvado mi vida, se ha convertido en una sana adicción, que no le importa el inclemente invierno canadiense o el fulminante sol de verano. Solo importa la libertad de andar, de escuchar las palpitaciones del corazón y de conocer tu cuerpo, tu alma y fortalecer tu mente.
¿Y saben que es lo mejor de correr? No cuesta nada, es gratis, al igual que lo son nuestros sueños.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

El regreso a casa

Han pasado tres años y dos meses desde que despeje del aeropuerto Villeda Morales de San Pedro Sula, con las maletas cargadas de ilusiones y dispuesto a vivir cuanta experiencia que fuera posible.
Y desde aquel entonces, ha sido así, quizás tal y como lo imagine. Estos tres años han sido un cúmulo de nuevas sensaciones, un encuentro incansable con tantas aventuras que no tienen explicación.
En el camino he encontrado personas maravillosas, amigos que van desde Brasil a Palestina y de los cuales he aprendido que lo único que importa es soñar, reír y amar.
España me recibió al mismo tiempo que una enorme crisis asomaba su paso en toda la península Ibérica, pero a pesar de los miedos, de la desazón que causa las caídas de las bolsas, los rostros humanos fueron más que los rostros con disfraces.
Asumí el cambio como cuando un niño aprende a caminar, dí tumbos equidistantes y me tropecé en tantas bancas de las innumerables plazas que recorrí, hasta que comprendí que otra vida había empezado para mí. Y ya no solo se trataba de mí, sino que al fin tenía alguien a mi lado, para recorrer juntos los caminos de este mundo.
España fue el comienzo de un renacer, de un encuentro con otro ser. El momento de dejar atrás los pasados desolados e inconclusos llegó.
Catalunya, Francia, Holanda, Bélgica, Alemania, entre otros, son piezas de un eterno rompecabezas que poco a poco estoy completando. Es un rompecabezas con millones de fragmentos, que a su vez sirven de recuerdos y de lecciones de vida que pretenden eso; enseñarme a vivir de una manera diferente.
Ahora la realidad se llama Canadá, que desde ya me pertenece, tal y como al final sentí que me perteneció España.
Sigo empeñado a no darle méritos a las banderas y a los escudos, a las religiones, a los dioses y a si es blanco o negro, prefiero el azul. Amo la libertad que tenemos los seres humanos de elegir y la oportunidad maravillosa de empezar de nuevo y de dejar el pasado atrás.
Ahora se viene el regreso a Honduras, solo terminó de escribir esas últimas lineas y las pulsaciones del corazón se acrecientan.
Viene el regreso hacía lo que un día deje; ciudades, amigos, cafés, historias y una monotonía que casi me vuelve loco.
Las sensaciones son múltiples, algo que me resulta exquisito, aunque también me aterra.
Creo que los regresos son más difíciles que las partidas.
Recuerdo muy bien, en una de nuestras conversaciones con Marta y Martim (dos entrañables amigos) en su piso de Castellón, hablando sobre los regresos. Ambos regresaron a Brasil, después de haber andado por tantos lugares para finalmente quedarse en castellón.
Al llegar a Brasil se encontraron que sus mentalidades habían cambiado, que las amistades de antaño ya no llenaban como antes lo hicieron y que ya no pertenecían a aquel mundo. Aunque lógicamente también encontraron amigos, que con los cuales las cosas siguieron igual que antes.
Lo cierto es que da miedo, encontrarse nuevamente con una realidad que ha dejado de ser mi propia realidad, aunque algo me dice que también me pertenece, pero que lastimosamente nunca pude encontrar nada en la misma.
No es mi intención hacer un ensayo barato de filosofía rebuscada, solo que las expresiones salen así. Y tal y como me pasa cuando escribo, no limitó nada y dejo que toda salga como quiera salir.
A un mes de viajar a Honduras, los nervios se aceleran, los encuentros ya no se pueden postergar y la bendita familia aguarda, como un nuevo comienzo, como una oportunidad de renacer y de hacer las paces de una vez por todas.
El olor a mar caribe esta ahí, a la vuelta de la esquina, las calles quebradas, la mirada de mi madre, el aroma a café de la tarde, los surcos en la frente de mi padre, los ladridos de lo perros callejeros y todas las cosas irreales que hacen real una fantasía.

viernes, 7 de octubre de 2011

Living la Vida Loca

El titulo de este apunte puede sonar un tanto subliminal y antes de proseguir me declaro que nunca he sido seguidor del cantante Ricky Martin. Siendo sincero no es mi tipo de música, aunque debo admitir que algunas de sus canciones me han resultado pegajosas y se me han quedado en la memoria.

¿Qué por qué el titulo de Living la Vida Loca? Se preguntaran... Pues resulta que un par de días atrás estaba poniéndome al día de como esta Honduras a través del sitio web de Diario Tiempo y me sorprendió el titular de una noticia; que una fuente de la comisión de censura del gobierno hondureño estaba analizando suspender el concierto que el cantante puertoriqueño tiene planificado en Tegucigalpa como parte de su gira internacional, a presión de sectores eclesiásticos y de grupos "honorables" que vigilan a capa y espada la "moral" del pueblo hondureño.

En fin, la noticia empezó a circular por varios medios, dejando al desnudo la precaria mentalidad de muchos hondureños y principalmente de aquellos que juegan un papel crucial en el país.
Argumentaban que la declarada homosexualidad del cantante era un mal ejemplo para la "sana" juventud hondureña y que atentaba contra los preceptos de Dios.
Yo, aplaudo la decisión de Ricky Martin de hacer publica su homosexualidad, no porque me importe su preferencia, sino por el hecho de venir de una cultura latina, donde el machismo y las tradiciones arcaicas han dictado los destinos de un continente.

Aparte, cada quien tiene la soberanía para elegir que quiere ser o que no quiere ser. Me da tanta risa escuchar comentarios de pastores, sacerdotes, políticos y los comentarios de alguno que otro conocido, opinando sobre la homosexualidad y la diversidad; se refieren al tema como algo abominable, una epidemia y un atentado contra la voluntad de Dios.
Creo que si empiezo a contar no serían suficientes los dedos de mis dos manos, para mencionar lo distintos problemas que merecen atención y no los estúpidos fanatismos y prejuicios de tantas personas que pregonan a mil voces una rectitud utópica, que ni ellos mismos se creen.
¿Por qué tenemos que mirar primero las preferencias sexuales o el color de nuestras pieles? antes que valorar lo que las personas ofrecen.

Para los que no saben Ricky Martin es embajador de buena voluntad de la ONU, ha colaborado con la Organización Internacional para la Inmigración; abogando por el respeto a los derechos de los migrantes y condenando el tráfico de personas, entre otros.
Me pregunto si algún político hondureño o algún mal llamado líder religioso esta al tanto de la labor social que realiza el cantante boricua. Porque en definitiva en Honduras lo que pega es hablar y hablar, salvaguardar la falsa moral y la divinidad, cuando todo el mundo sabe que las inmundas mentiras y la doble moral es el pan de cada día, en un país que si no cambia su mentalidad va a seguir comiendo mierda, tal y como lo ha hecho durante tantos años.
Para terminar lanzó al aire la siguiente pregunta: ¿Quien vive realmente la vida loca? Ricky Martin o los santurrones asolapados que hacen su agosto con la ignorancia de las personas...

martes, 9 de agosto de 2011

Escribir por escribir

Para Irving Molina

¡Amo las bibliotecas! valla manera de empezar esta columna. Lo cierto es que me ha sido difícil empezar a escribir y después de varios intento fallidos, aquí estoy luchando contra la imposibilidad de encontrar un hilo conductor.
En primera instancia quise escribir sobre la crisis económica que tiene en vilo a los Estados Unidos y al mundo entero, pero después de diez párrafos, el ritmo no fluía como debe fluir o mejor dicho como me gusta que sea; natural y sin aspavientos. Así que no tuve más remedio que utilizar la tecla para suprimir lo que había escrito. Luego quise escribir sobre algunos libros que me han cambiado la vida, pero nada pasó. Después me moví por un terreno más pueril e intente escribir sobre fútbol; una especie de anagrama sobre esas hazañas futbolistas que me han marcado. Pero nada fluyó.
La verdad es que necesito escribir tanto como un anciano necesita su bordón para andar. Pueden transcurrir varios días y no pasa nada, pero después de un periodo de tiempo, algo adentro de mis entrañas me exige de una manera alocada, que es tiempo de volar por otros cielos, que pueden a llegar a ser inconsecuentes laberintos.
Pero, regresando el inicio; les contaba que amo las bibliotecas a tal extremo que prefiero trabajar en ellas que en la propia casa.
También sucede como, que el solo hecho de encontrarse rodeado de libros, revistas y periódicos me hace ser más productivo.
Ahora mismo estoy trabajando en unas traducciones que parecen infinitas y llega un momento en que tanto la mente como el cuerpo no pueden más.
Decidí por escaparme a Guelph, una ciudad a una hora de Toronto, aprovechando que la Shoshannah esta haciendo unos proyectos por acá.
Salimos de Toronto en medio de una tormenta, que se extendió por toda la autopista, hasta el extremo que la visibilidad era toda una aventura.
Los coches no son muy de mi agrado, prefiero la libertad que brinda el tren y las sombras quietas que viajan por sus vagones. Por suerte llegamos bien, La Shoshannah se fue a su oficina y yo me quedé en la biblioteca pública de Guelph.
Me gusta cambiar de aires y no caer en las garras de la rutina y las traducciones representan lo mencionado anteriormente. Por eso es que me escapo adonde sea cuando tengo la oportunidad o simplemente me pongo mis tenis y mi ropa para correr y me voy a dejar el pellejo en las calles, acompañado por mi Ipod, hasta que las piernas no dan para más y me exigen casi a gritos que es el momento de parar.
Correr al igual que el escribir es un maravilloso capricho y el perfecto medio para canalizar las emociones y exorcizar algunos miedos.
Creo que lo que estoy escribiendo esta yendo a la perfección con el titulo "Escribir por escribir", he saltado como un saltamontes desde las bibliotecas, hasta la autopista, para aterrizar en las traducciones, pasando por mis corridas furtivas y luego hacer un dribbling hasta llegar adonde me encuentro; en una exquisita ensarta de ideas vagas que buscan tocar suelo, pero que si no lo logran da igual, ya que en el estado impuro de las cosas recaen los dogmas y se rompen las reglas.
Recuerdo muy bien, creo que fue en mi cumpleaños 24 cuando mi recordado amigo Irving me obsequio una recopilación de cuentos de Julio Cortázar, titulado "La Isla a Mediodía y Otros Relatos", el cual devoré en las tantas noches de insomnio que me robaron el descanso, pero que a cambio me dejaron conocer a Cortázar y las exquisitas lineas de ese hombre, que me enseñó que para llegar adonde se quiere o quizás solamente solo para sobrevivir, se tiene que salir de lo convencional y vivir escribiendo como si se escribe para vivir (una alusión propia, que no sé si va bien).
Creo que esta mañana- tarde no he llegado a ninguna parte, tampoco era mi intención, total he conseguido librarme por un rato de las traducciones y quizás solo quise escribir por escribir.








martes, 14 de junio de 2011

Aunque no es el día de la madre

Hace ya más de un mes que ha pasado el día de la madre, al igual que otros tantos días designados por valla a saber quien como días especiales.
Recuerdo que desde que estaba pequeño, ningún día me puso con los nervios a flor de piel; es más, nunca me gusto la navidad y recuerdo muy bien cuando en mi décimo cumpleaños mi hermana mayor me organizó una fiesta, y resulta que el agasajado o sea el que escribe estas lineas, terminó encerrado en su cuarto rehusándose a salir a ser parte de su propia fiesta de cumpleaños.
Cuando la presión que luego se convirtió en una perenne amenaza por parte de mi hermana, no me quedó más remedio que salir a la fiesta, con una cara como que estaba asistiendo a mi propio entierro.
Así que desde aquel pequeño incidente no me volvieron a organizar alguna fiesta de cumpleaños, lo cual me resulto maravilloso.
Se preguntaran ¿Qué hacia adonde me dirijo? contando tales memorias. La verdad es que pienso que no es necesario que exista una determinada fecha o mejor dicho, un día alusivo para que el consumismo aparezca de forma desmedida para llevarse todo lo que encuentre por delante.
Hoy me decidí por escribir pensando en mi madre ( sin ser el día de las madres, valga la acotación).
Con mi madre en teoría nos separan más de treinta años, pero como me fascina tanto derribar teorías, puedo decir que esa diferencia de edad es solamente otra barrera de tiempo que ha caído.
Sí, a la pobre de mi madre no le ha quedado más remedio que hacerse mi cómplice y aunque todavía le cuesta digerir algunas diferencias que existen entre nosotros, se esfuerza al máximo para que las banderas ideológicas dejen de existir.
Por fin y después de tantas luchas centenarias, conseguimos escucharnos y entender que en la diferencia esta el sazón que le da sabor a la vida.
Mi madre, que ha aguantado el estrago de los sinsabores y que ha vencido por su propia cuenta a la maldita ignorancia; armada de fuerza de voluntad y el rugible deseo de luchar para sobrevivir en este caótico mundo, al cual me enseño a amar sin importar de que se este cayendo a pedazos.
Ahora que estoy escribiendo, con la primavera de testigo y una humeante tasa de café, vienen a mi mente tantos recuerdos vieja; viene a mi mente tu letra ornamentada, tus lecturas pausadas y tu maravilloso habito de levantar la vista cuando estas leyendo al mismo tiempo que te subes la montura de tus gafas, con una hermosa delicadeza.
También arriban a mi mente como desbocadas manadas de caballos salvajes, nuestras platicas que duraban lo que duran los sueños en convertirse en realidad.
Me acuerdo cuando te leía mis poemas o los principios de todas mis frustradas novelas. Aunque la mayoría de veces te perdías en los anagramas que este loco escribe, siempre me dabas una sonrisa y me decías que era grande, también recuerdo cuando te levantabas en la madrugada y me mirabas con dificultad y me decías que me fuera a la cama, que apagara la computadora y que no eran horas de estar escribiendo.
Te hacía caso a medias, apagaba la computadora y salía a fumarme un cigarrillo, pensando en todo lo que había escrito.
Compartimos tantos sueños juntos, tantas noches, un millón de charlas y alguno que otro silencio.
Me enseñaste el valor de escribir con pasión y respetando a nuestro sagrado idioma Castellano, de la cual eres una gran conocedora sin haber pasado por alguna aula universitaria.
Siempre estas inventándote, aprendiendo y soñando despierta. Tu tenacidad no descansa y sigues adquiriendo conocimientos, derribando barreras y sorteando obstáculos.
Me enseñaste a vivir vieja, a mirar más allá de la nariz y a luchar por lo que me gusta.
Me enseñaste a ser solidario y a amar con fidelidad desde el principio hasta final.
Cuando los sueños tardan en llegar, me voy corriendo por alguna calle de la ciudad, recordado tus palabras y esa última mirada que nos dimos hace casi tres años en un cálido aeropuerto antes de que las lágrimas aparecieran, en el preciso instante en que vi tu mano diciendo adiós, antes de abordar el avión que me llevaría a vivir una exquisita aventura.
Una lágrima hace el intento de aparecer y no la reprimo. Siempre cuando escribo siento tantas emociones, pero lo que estoy sintiendo ahora es un sentimiento completamente diferente, algo nuevo y sereno.
Te amo madre y no tiene que ser el día de las madres, para darte gracias por todo lo que has hecho por mí.

miércoles, 1 de junio de 2011

El regreso de Zelaya

Primero antes que nada debo dejar claro, que no soy un politólogo ni mucho menos un gran aficionado a las corrientes filosóficas de la política.
En lo único que creo es en el bienestar común de los pueblos, en el trabajo cooperativo, en la honestidad, en la diversidad sexual y en la igualdad de géneros.
Lo cierto es que he percibido que en Honduras ha nacido una especie de pugna ideológica; cosa que me ha sorprendido, ya que desde todos los tiempos Honduras ha sido un país sumiso y apegado a lo que han dictado el Partido Nacional y Liberal ( los dos predominantes en el país) y que han hundido al país en los fangos de la miseria y la corrupción.
Pero los hondureños somos unos animales políticos ( en el sentido poético de la palabra) y nos andamos muriendo por los candidatos en la campañas políticas, los idealizamos y en otros casos extremos se ha llegado hasta matar por defender el partido de nuestros amores.
Mientras los políticos se regocijan y agrandan tanto su ego, como sus abultados estómagos y desde luego sus bolsillos. En fin, esa ha sido la historia, no solo de Honduras, sino que la historia de Latinoamerica entera.
Desde el déspota golpe de Estado, Honduras ha ganado notoriedad y con el mismo hecho una división ideológica nació en el país; algo que permite la democracia y que incluso alimenta la misma democracia, pero en países como Honduras, donde el concepto de democracia en una total utopía, puede ser peligroso. Sólo me basta con leer comentarios en el facebook de amigos, personas que me gustaría creer que tienen respeto y educación, tratando a Zelaya de burro, de anticristo o como el mesías del mal. Eso incluye los comentarios que leo en los periódicos o las entrevistas a miembros de la "sociedad" y representantes de las diferentes iglesias ( que se han proliferado como el polvo por todo el país).
Ahora en Honduras todos son grandes conocedores de la constitución y defienden a capa y espada la misma.
Nunca he sido un seguidor de Zelaya, incluso reproché cuando se gastó miles de dólares al volar solo por diversión un avión de la fuerza aérea, tampoco estoy de acuerdo que se le hallan anulado todos los juicios para que regresara al país, pero cuando me pongo a pensar que él ha sido el único presidente que han querido juzgar (Porque lo del ex presidente Callejas con sus cartas de libertad fue un circo barato), cuando por todos es sabido que todos los ex presidentes tienen una infinita cola para pisar.
Se debería abrir un sumario contra todos, empezando por el gestor del golpe de estado, el "celebre" personaje que ha desaparecido mágicamente de todos los círculos del país y que barnizó su propio ataúd al atentar contra el estado de derecho, si, se trata del ex presidente del congreso Roberto Micheletti; que vio en el golpe de estado, la única manera posible de llegar al poder y engordar su ego y sus sueños de grandeza, ya que de otra manera nunca hubiera podido gobernar el país y eso duele; en un país donde la gente vota por cualquier caricatura que aparece de la nada.
Zelaya, tiene todo el derecho de vivir en Honduras o donde quiera ¿que nos creemos los hondureños? ¿nos creemos que somos el mejor país del mundo? o me remito al 70% de personas que viven en los escombros de la miseria o a maestros que escriben "arriva honduras" o a lideres religiosos que se hacen ricos con la necesidad de esperanza de la gente.
La constitución tiene que ser reformada, el pueblo tiene que decidir que es lo que quiere, pero se tiene que instruir al mismo, para que no siga votando a los mismos tristes personajes que han carcomido el país. Todo cambia, el que no cambia se muere, hay que quitarse el velo de los colores políticos y el patriotismo excesivo tiene que desaparecer, solo así los pueblos serán libres.
Que quede claro que no soy ni Liberal, Nacionalista, Zelayista o de Resistencia Popular; solo me interesa el bienestar común, el progreso,la diversidad y el respeto.
Creo que tanto el comunismo y el capitalismo son modelos que han fracasado, también creo que las ideas extremistas han ayudado a que los mismos fracasaran.
Ojala que todos tuviésemos una conciencia política o mejor dicho; un modelo alterativo de lucha.
Me llena de esperanza mirar al movimiento M-15 o Democracia Ya en España, protestando por un bienestar real y colectivo de una manera pacifica, aguantando los embates de la policía y las provocaciones de los "guardianes del orden".
En conclusión me disgustan los comentarios sin fundamentos, los embates contra la ortografía y el uso de un vocabulario bajo.
Nadie tiene el derecho de ofender a nadie con arengas o con sobrenombres despectivos. Existen maneras de expresar las ideas y de tener un dialogo basado en el respeto de las ideas.
Zelaya, si lo desea tiene todo el derecho de vivir donde quiera, todos los seres humanos tenemos el derecho ineludible de vivir donde queramos.
Me hierve la sangre esos patriotismos falsos, que ciegan y que acrecientan los prejuicios.

"En cuanto alguien comprende que obedecer leyes injustas es contrario a su dignidad de hombre, ninguna tiranía puede dominarle".
Mahatma Gandhi.

martes, 24 de mayo de 2011

El hábito hace al monje

Es tan difícil vencer la pantalla en blanco y al papel virgen; es un gran reto articular palabras que al final puedan entrelazarse entre si y sonar mas o menos reales, dependiendo de lo que quieran decir.
Así que aquí estoy en el reto de vencer la carencia de inspiración, vamos a ver que tal resulta...
La primavera se ha dejado venir sobre Canadá, trayendo consigo una tormenta que ha limpiado todos los restos que quedaban del invierno.
Toronto, es otra ciudad; con un verdor espectacular, tulipanes aparecen omniscientes por doquier y todo apunta para soñar tendido con los brazos en cruz sobre la hierba de cualquier parque.
Es una época donde los sueños crecen al compás de la esperanza y en momentos como este es cuando agradezco a la vida, por el hecho de vivir en un lugar, donde las cuatro estaciones están tan marcadas; ya que cada estación es como empezar de nuevo, reinventarse y al mismo tiempo transformarse.
Sobreviví mi primer invierno y creo que lo hice de gran manera, salí invicto por la puerta grande y ahora la recompensa es un formidable sol.
Cómo les contaba, la primavera que parecía que nunca llegaría ha llegado y parece que con ella también llegó una especie de sequía inspirativa.
Ha sido tan difícil mantener el hilo conductor de lo que escribo y poder dirigirme hacia algún sintió, creo que prefiero el café con el clima frío, las bufandas y los sombreros y las bibliotecas con sus pisos repletos de huellas que han dejado su rastro imborrable de nieve, la cual se ha derretido casi imaginariamente.
Mucha gente me llamará loco, pero ya estoy extrañando estar escribiendo sentado en el sofá de mi casa, con una humeante tasa de café en mi mesita de centro y con una postal de colección; el frondoso maple que tengo enfrente y cruzando la calle, cubierto de nieve y con las ramas como inacabables estalactitas.
No puedo achacar la falta de inspiración a mis trabajos cotidianos, ni tampoco a un factor que desconozco, es solamente uno de esos baches oscuros en los que muchas veces caemos.
El sufrimiento que se siente cuando la pantalla del ordenador esta en blanco, es un dolor agudo y más cuando las ideas vuelan a ras de suelo, muy cerca de la imaginación. Pero es tan difícil capturarlas, plasmarlas entre el desconcierto del que "Sea lo que sea" como dice Jorge Drexler en una de sus canciones.
En fin, siempre me ha gustado esta frase " El hábito hace el monje" y supongo que tengo que seguir escribiendo, aunque sea lineas inmaduras y confusas como estas que he escrito, pero a solicitud de algunos lectores entre los cuales quiero recalcar al buen amigo Cesar, aquí estoy luchando contra la pantalla en blanco y con la certeza que llegaran lineas mejores...
Hasta la próxima, me despido desde el patio de mi casa, donde estoy escribiendo y justo en este instante un hermoso cardenal revolotea por los aires, feliz y disfrutando de estos 21 grados centígrados que la primavera nos regala, mientras la Shoshannah termina de trasplantar los tomates en nuestra huerta.
La inspiración aparecerá, cuando menos lo espere, porque escribir es para mí como vivir y cada adjetivo que encuentro en cualquier esquina de la ciudad o en la comodidad de cualquier rincón, sueña con adquirir otros matices, hasta que felizmente descansa, cuando llega el orgasmo perfecto; que es simplemente la unión de la realidad con la fantasía.

martes, 26 de abril de 2011

Eso que tienen las grandes ciudades

Siempre he pensado que para conocer una ciudad no hay nada mejor que caminar por sus calles y usar el transporte público llámense taxis, buses, trenes, tranvías o metros.
Lo cierto es que esta mañana estaba cayendo sobre Toronto una fina lluvia que por instantes dejaba de ser fina y pasaba a transformarse en un fuerte chaparrón.
Me dirigía a Mont Dennis; un vecindario poblado en su mayoría por inmigrantes hispanoamericanos y del caribe.
Debido a una investigación que estoy llevando a cabo para la Universidad de Toronto, he tenido la oportunidad de conocer a profundidad las arterias de la ciudad y a las diversas comunidades que pueblan la misma.
También tengo la dicha de poder andar de norte a sur, de este a oeste y de sentirme como pez en el agua en el metro, en los buses y en los streetcars, y dentro de poco será el turno de la bicicleta, gracias a que el invierno es ya cosa del pasado.
En Toronto he conseguido no sentirme con un turista más; tal y como me he sentido en varias ciudades. No sé, pero la ciudad tiene algo que me ata a ella y que me lleva de la mano. Puede ser la multiculturalidad, los diversos colores y los distintos idiomas que vuelan por sus aires.
Hay ciudades que he llegado a amar incluso con vehemencia como Barcelona, París, Amsterdam y otras que me causan indiferencia, pero siempre he sido un turista, aunque me halla empeñado por mantenerme alejado de los grupos turísticos que marchan frenéticamente armados con modernas cámaras.
Esta mañana rumbo a mi trabajo tuve que caminar por más de media hora, sombrilla en mano y con mi nuevo descubrimiento musical ( una banda Inglesa de Rock Progresivo llamada Archive). Caminé pensando en la suerte que tengo por vivir en una ciudad como Toronto (aunque todo el panorama pareciera indicar de que estaba caminando por la lluviosa Londres).
La zona de mi investigación no es la zona mas "chick" de la ciudad, es más, es una de las zonas menos desarrolladas ( sin llegar a compararse con algún barrio de Managua,alguna favela en Río de Janeiro o alguna chabola en las orillas de Madrid).
Estoy conociendo el otro lado de Toronto y dista de sobremanera del Toronto próspero, con altos edificios forrados por pulcros cristales y en donde el denominador común es la modernidad y el progreso.
Ahora conozco los estragos que están causando las drogas duras, el alcoholismo, la violencia y la marginalización.
En fin, creo que todas las grandes ciudades poseen las mismas características, pero repito que no es lo mismo pasar de paso a convivir diariamente en una comunidad y ese es mi caso. Por fin dejé de ser un turista más y he logrado sentir que de nuevo una ciudad me vuelve a pertenecer, tal y como en un día me perteneció Tegucigalpa, sin embargo al igual que los trashumantes, que se adaptan a los distintos espacios que recorren, puede suceder que otra ciudad en el futuro me acoja en su seno.
Por los momentos me quedo con el Toronto que ofrece de todo un poco y donde los locos van a su propio paso, soñando despiertos en technicolor, me quedo con el Toronto que se viste de gris cuando la nieve se empieza a derretir y con el Toronto que sabe reír en las noches de verano.
Son muchas cosas que hacen especial a las grandes ciudades, será porque soy un animal urbano, un caminante que ama el olor a café, los improperios y el sonido del metro deslizándose por los rieles de acero al entrar en la estación.

jueves, 14 de abril de 2011

Algo que estaba pendiente

La mañana no pudo empezar mejor; café con leche, croissant con nutella y un sol que brilla con todo su esplendor.
Siete grados centígrados hacen que el día sea mas especial, definitivamente el invierno ha quedado atrás y la primavera ha llegado para hacer crecer los sueños que tanto hacen falta.
Me decidí por ir a caminar por uno de los tantos senderos que hay en la ciudad de Toronto, respirando un aire fresco y reparador.
Belt Line Trail es una antigua vía de tren en el norte de la ciudad, es sencillamente espectacular; un largo pasaje rodeado de árboles que poco a poco están recuperando su verdor, después de resistir el cruel invierno.
No queda ningún rastro de nieve y las ardillas se pasean velozmente en busca de alimentos. En fin, todo me parece un exquisito idilio que acompaña mi andar.
La música de Miles Davis hace que el paseo sea mas entretenido, cuando de pronto el pensamiento de todo lo que ha pasado en Honduras en los últimos dos años viene a mi mente.
La verdad es que los últimos dos años han sido un constante flujo de eventos, viajes y un periodo de aprendizaje y de encuentros, que de alguna u otra manera me han mantenido un tanto alejado de viejos amigos y de recuerdos que se han querido desteñir.
Recuerdo que cuando escuché la noticia del golpe de estado contra el ex- presidente Zelaya me encontraba en el Norte de Catalunya muy cerca de Francia en una zona montañosa y la conexión a Internet era toda una aventura.
Luego todo ese verano prácticamente lo pase viajando; algunos tramos en buses, otros en trenes y muchos en bicicleta, así que puedo decir que me desconecte de lo que estaba pasando en Honduras, aunque cuando encontraba una conexión a Internet aprovechaba para comunicarme con la familia y revisar las noticias.
Nunca he sentido simpatía por los nacionalismos, es más, creo que los mismos son peligrosos, pueden segar y bloquear a la observación objetiva de la realidad. Creo que me he adaptado a la perfección en los diferentes lugares donde he estado y no he sentido la necesidad de "pertenencia a una nación", quiero creer que no tengo nación y que me dan iguales las banderas y los escudos...
Hago alusión a esto ya que han salido varios patriotas, unos a favor de Zelaya y otros a favor de Micheletti ( el testaferro que solo fue una marioneta de los poderosos que dominan Honduras) banderas ondean por todas partes, ya no solo cuando juega la selección de fútbol. Si alguna vez creí que Honduras era un pueblo unido, ahora lo que ha quedado es un pueblo separado, familias enemistadas y lo mas triste de todo es que no se avizora un mejor futuro.
Personalmente, creo que ni Zelaya, ni Micheletti y ni Lobo, son la solución para la penosa situación en que se encuentra el país.
Reprocho enérgicamente el golpe de estado y aun más, reprocho la división que ha quedado en el país. Creo que muchas veces estando afuera se puede tener una visión mas objetiva y lo que mas me hierve la sangre es que todos los supuestos "lideres" llamanse Zelayas, Lobos o Michelettis están cortados con la misma tela y obedeciendo a poderes supremos.
Regreso al punto de las patrias y no me siento orgulloso de ser hondureño, no entiendo porque los seres humanos tenemos que sentirnos orgullosos por haber nacido en un determinado espacio geográfico. Esta forma de pensar me ha causado conflictos con algunos "conocidos", les digo conocidos porque no puedo considerarlos amigos, que es una palabra muy profunda y con una gran connotación.
A veces siento que cada segundo que pasa me estoy alejando mas de Honduras, pero luego pienso que nunca he pertenecido a ella y me da gusto. Me duele lo que pasa, como me duele lo que pasa en Libia, en Irak o lo que pasa con los indígenas canadienses. No tenemos que haber nacido en un determinado espacio geográfico para ser solidarios.
Honduras sigue sumida en la mediocridad, manchada por los tintes políticos y por un patriotismo que martiriza a unos y que hace héroes a otros, mientras la miseria carcome los sueños.
Tiene que haber un cambio, un cambio de mentalidad, la solidaridad tiene que surgir y nuevos lideres tienen que aparecer, pero que sean lideres apegados a la honestidad y a una linea de respeto por los derechos humanos y no esos "lideres" de pacotillas que quieren reinventar un continente cuando lo que están haciendo es enriqueciendo sus arcas.
Quiero regresar a Honduras, quiero encontrarme con algunos recuerdos y enfrentarlos de frente, pero no quiero permanecer en ella, he nacido para vagar por el mundo y para re-inventarme cada mañana que despierto...

miércoles, 16 de marzo de 2011

Creencias

La única creencia que tengo es la creencia de los labios olvidados, que se encuentran con las caricias en los callejones vacíos de alguna ciudad.

La única creencia que tengo, es la creencia que el viento y la lluvia existen, así como existen los perfumes exquisitos de tantos pecados que quiero cometer.

No creo en la fe que derrapan los dioses sin sentido, ni en la fe que fundan los hombres que se creen excelsos y alejados de toda materia humana.
Creo en el tesón, en la nobleza ya casi olvidada y en una que otra mentira que en algún tiempo fue una verdad.