miércoles, 17 de julio de 2013

Hasta Luego Aníbal


“La libertad esta en ser dueños de la propia vida”

Platón

"Tengo tan presente en mi memoria aquellos años de universidad en Tegucigalpa, la casa de la colonia Tiloarque, los buses urbanos, los taxis colectivos y esos personajes tan peculiares que tenemos en Honduras.

Uno de ellos era Aníbal Barrow, que cada mañana tocaba sus maracas al presentar las noticias en Vica televisión, mientras decía frases que ni él mismo sabía a ciencia cierta que significaban, como ‘naca naca piri naca’ o ‘ni fu ni fa’ cuando apretaba un pollo de hule color amarillo con un cresta roja, que emitía un gutural chillido anunciando que era hora de levantarse de la cama.

Sintonizaba el programa de Aníbal cada mañana mientras me preparaba para salir a clases y de paso me informaba de los aconteceres del país. Aníbal presentaba las noticias de una manera diferente, con un sentido del humor muy singular, sin embargo, al lado de su personalidad jovial  siempre fue un periodista que criticaba duramente  la corrupción y los actos anormales que los políticos hondureños perpetran a cada segundo, como parte del diario vivir.

La noticia del secuestro del periodista ocurrida semanas atrás en San Pedro Sula me cayó como una bomba y el subsecuente hallazgo de su cuerpo vilmente asesinado, produjo en mí una absoluta indignación y una profunda preocupación por lo que está pasando en Honduras.
No solamente se trata del crimen de Aníbal, se trata de los miles de hondureños que están perdiendo sus vidas víctimas de la brutalidad y la violencia.

Tampoco, se necesita ser un experto para llegar a la conclusión de que el crimen de Aníbal fue un hecho delictivo más, la verdad está a la vista y todos sabemos que grupos poderosos están detrás del crimen, llámense ‘respetados empresarios’, narcotraficantes o algún político que no se sentía conforme con las críticas y denuncias que el periodista hacía en su programa en Globo T.V.
Aníbal se suma a la lista de los varios periodistas asesinados en el país (lista que ha aumentado desde el golpe de estado del 2009) convirtiendo a Honduras en uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo.

Todo esto ante la indiferencia de las autoridades y en muchos casos la participación de las mismas autoridades en los actos delictivos, olvidándose de la misión que tienen que cumplir: de salvaguardar la seguridad de los hondureños y velar por el cumplimiento de las leyes.

 El jefe de la policía hondureña, el famoso "tigre" Bonilla (que arrastra por los suelos una enorme cola de actos dudosos) salió a la palestra pública anunciando que se capturaron a los responsables del macabro crimen, mientras presentaba a los medios de comunicación un grupo de individuos que lucían asustados  y que no entendían que es lo que estaba pasando.

Cuando todos sabemos que el crimen quedará en la absoluta impunidad y que las personas capturadas son solamente chivos expiatorios, mientras la policía y las fuerzas de inteligencia se auto anotan un gran hit capturando los “responsables” del secuestro y el consecuente asesinato del periodista.

 
Preocupa de sobre manera los atentados a los periodistas  en Honduras, al igual que el ambiente de hostilidad en que se está coexistiendo, es una especie de guerra que no ha sido declarada y que muchos no quieren reconocer que existe.
Las mafias, los carteles y los mismos políticos, son los responsables de que se esté viviendo en un completo estado de desgobierno, donde la justica es solamente una ilusión.

Me pregunto ¿cuántos millones de dólares estarán entregando los carteles de la droga y los grupos de empresarios poderosos a los partidos políticos tradicionales para conducir sus campañas de frente a las próximas elecciones? Todo con tal de seguir favoreciéndose y actuando a como les de placer, como lo han venido haciendo desde que empezamos a vivir en una mal llamada “democracia”.

 Por lo pronto solo nos queda el recuerdo de Aníbal, al igual que el recuerdo de los miles de campesinos que han sido ejecutados en el Valle del Aguán por defender sus tierras y el recuerdo de aquellos hondureños que han sido abatidos por la irracionalidad de alguien que cree que logrará acabar con la diosa razón usando un arma de fuego.

Descanse en Paz Aníbal Barrow”.

 

Toronto, 17 de Julio, 2013

 

 

 

 

 

viernes, 12 de julio de 2013

Cielo Terrenal


“Anoche cerraste la puerta de la habitación para dejarme afuera y para aislar los conjuros agrestes que siempre ejerzo, buscando ganar almas carentes de amor.
Anoche preferiste dormir sola y sin ropa alguna; entregada al calor del verano y a un cielo estrellado, tal y como te gusta.

Dormiste desparramada y conferida a soñar con personas extrañas, que quizás solamente te has cruzado en una ocasión en toda tú vida y alucinaste que otras manos acariciaban tú cuerpo, mientras otras bocas te plagaban de besos.
Por mi parte, me quedé intentando escribir, fumando el humo inexistente de esos fantasmas que rondan en este estudio tan vacío.

Noté la hora y comprobé que ya era tarde y mis líneas no estaban llegando a ninguna parte, me levanté del escritorio con la firme intención de estirar mis piernas y de darle una tregua al teclado incipiente de mi computadora.
Por un puro impulso racional me encaminé hacia la habitación y miré que la puerta estaba cerrada. No quise abrir la misma y violar la decisión suprema que habías tomado.
Regresé al escritorio, la pantalla de la computadora estaba en blanco, moví el ratón y al unísono un infinito rompecabezas de palabras apareció.

Intenté colocar las piezas en un orden convexo, resultando imposible abrir una brecha diáfana que condujera mis ideas al sitio que fuese.
Froté mis ojos cansados y luego supe que sería imposible escribir. ''Otro bloqueo de los muchos que estoy teniendo últimamente''. Pensé.
Abrí la puerta del estudio y salí al patio. Había llovido toda la tarde y buena parte de la noche, el torrencial aguacero había dejado una insipiente humedad.

Caminé descalzo, deslizándome sigilosamente como un gato en busca de una aventura nueva y sintiendo esa maravillosa sensación de pisar sin zapatos la grama fresca.
El cielo estaba tan estrellado, me detuve por un instante, esperando que quizás a lo mejor un resplandor divino apareciese trayendo claridad, pero nada pasó. Lo mejor que pude hacer fue regresar al estudio y dejar las ilusiones para los soñadores.

Volví a mover el ratón y otra vez la aspereza de tantas palabras casi mudas aparecieron delante de mis ojos cansados, ansiosas por convertirse en historias.
En eso, se me vino un enorme antojo a café, desistí de prepararme uno y me fui a la cocina a buscar un vaso con agua.
El reloj de la estufa marcaba que eran las dos de la mañana. De antemano supe lo que ya sabía: no escribiría absolutamente nada, pasaría la madrugada en vela sentado enfrente de la pantalla, mirando a través de la ventana, con la esperanza de capturar con mis ojos perezosos, alguna estrella fugaz pasando a una velocidad descomunal por este cielo tan terrenal.

Toronto, 12 de julio, 2013