lunes, 6 de febrero de 2012

Los Callejones de la Sensatez

"Las nubes aguardan para escuchar el "que dirán" de un rufián que no deja de soñar,
el tren esta tardando para entrar en la estación a través de ese túnel vacilón,
por el cual es posible llorar y reir; todo depende del contexto en que se quiera vivir.
La mejor manera de esperar por algo que no ha de llegar, es tirarse de cara al sol,
con los brazos en cruz y una mueca a lo Shirley Temple, haciendo un vano intento
por no perder la compostura y la moral.
Pero, el tren sigue tardando y el tiempo apremia, aunque no lo quiera ver de tal manera,
será mejor buscar en el alto cielo un parapente que me lleve a otro mundo; gobernado por
ciegos y cojos, quizás por seres humanos que disfrutan cuando se disfrazan de enanos.
Pero no, me quedaré en la estación, viendo incesantemente las manecillas de ese "rellotge" 
que no avanza, que esta detenido dando las doce y diez en esa pared de cristal.
Me quedaré leyendo ese libro que no tiene principio ni final, quizás salga a respirar el
aire contaminado de esta ciudad, quizás llame a aquella golondrina rapaz, aprovechando
que el teléfono está libre, quizás solo diré " ¿Qué tal?" quizás solo diré
" ¿Te acuerdas de mí ?. Si, soy yo, aquel loco que alguna vez te invito a un café
y el mismo que amaba el mar, quizás más que correr o más que nadar desnudo en los
callejones de la sensatez.

Para las una y mil estaciones de trenes donde he soñado estando despierto...